martes, 11 de septiembre de 2018

LA NAUMAQUIA VALENCIANA 1755

TERCER CENTENARIO DE LA CANONIZACION DE SAN VICENTE FERRER - LA NAUMAQUIA DE 1755 EN EL RIO TURIA

Uno de nuestros grandes pecados, como valencianos, es no saber valorar todo aquello que hemos sido ,somos y seremos capaces de hacer. En el pasado y, cómo no, también en el presente , nuestra historia está preñada de hechos relevantes que, o no nos hemos enterado que somos sus “hacedores”, como consecuencia no podemos valorarlas o, aún conociéndolas somos incapaces de ensalzarlas. Para que surja el resalte tiene que venir dado por dos temas, que las comparemos con otros grupos que los consideramos enemigos o, siendo de “nuestra misma cuerda”, seamos capaces que, ante una gran idea o proyecto de alguien que no es santo de nuestra devoción, por evitar el reconocimiento de dicha persona, neguemos la bondad de lo generado por ella, lo que viene siendo, reventar el “todo”, por la “parte”. Eso se entiende muy bien en la política valenciana.
Lo que voy a exponer, de forma resumida, el trabajo que he realizado es mucho más pormenorizado y meticuloso, amén de extenso, demuestra como la sociedad valenciana, de la Ciudad de Valencia, fué capaz de unir esfuerzos de sus distintos estamentos, para realizar un espectáculo que fué un hito dentro de la tipología del acto. Envergadura con excelencia, artística, técnica, artística y financiera. Os cuento.....

ANTECEDENTES

Con motivo del tercer Centenario de la Canonización de San Vicente Ferrer (1455), se prepararon distintos actos repartidos por toda la Ciudad de Valencia. Estos actos se repetían, centenario tras centenario, como si una copia del programa de actos se tratara, Procesiones y ante ciertos Conventos, por supuesto el de Predicadores entre ellos, una competición de altares efímeros que intentaban exaltar la figura del Santo Vicente. El colofón de dichos fastos, era la ineludible corrida de toros.
Pero ocurrió que en 1755, el Rey Carlos III, curioso, prohibió la celebración de dicho acto de tauromaquia, había que pensar en sustituirlo por uno que no sólo no lo desmereciera, sino que, a ser posible, lo superara. A un miembro del Cabildo se le ocurrió algo que había tenido un éxito considerable en la Corte y que fué acogido de forma efusiva por los distintos estamentos de la Ciudad, UNA NAUMAQUIA, y no cualquiera, al estilo de los antiguos Romanos, evidentemente con variaciones y actos propios. Después de distintos planteamientos, la envergadura del proyecto significó un aporte de muchos estamentos de la sociedad valenciana, a parte, claro está, de los que, de forma histórica apoyaban las celebraciones del Aniversario de la Canonización del Padre Vicente Ferrer. Las alegorías al Santo deberían estar presentes en el espacio destinado a tal evento. En el Puente del Real mostraba , sobre un trono al Santo bajo una hornacina , colgando bellas telas desde la balaustrada del puente. La perspectiva del Puente de la Trinidad, figuraba la Puerta de San Vicente Ferrer.

EL ACTO

Como nombraba en los inicios, mantenía un planteamiento muy en consonancia con las naumaquias clásicas que a su vez fueron de muy agrado de las cortes europeas , así como reflejo de las que en el Reinado de Felipe IV, se realizaban en el Estanque Grande del Palacio del Buen Retiro con el genérico nombre de la “ESCUADRA DEL TAJO”

El acto de basaría en tres aspectos o fases a saber:
1.- LOS JUEGOS
2.- LA BATALLA NAVAL ENTRE MOROS Y CRISTIANOS -GREMIOS (Desembarco y enfrentamiento en tierra y fialización con la batalla en el mar)
3.- MUSICA Y FUEGOS ARTIFICIALES DESDE LAS PLATAFORMAS FLOTANTES

ESCENARIOS

Río Turia, acotado , como ya es avisado desde el Puente del Real y el de la Trinidad, creando un lago artificial que sirviera como espacio de la batalla naval
Zonas de ribera, con escenarios y plataformas donde se desarrollarías las acciones en doble plano, la visualización en primera instancia de lo que , en ese momento estaba ocurriendo en el enfrentamiento entre navios y dentro de ellos, abordajes y utilización de dagas y espadas, y, por otro lado, las acciones que, durante el desembarco en tierras moriscas, se desarrollaron para la consecución de los objetivos cristianos

DECORADOS

Es tan rica toda la zona que circunda la parte del rio a la que se hace referencia, que poco más que adornos textiles y ornamientos florales, necesitaba el macro evento, Colegio San Pío V, Palacio Real e inicio de la Alameda. Siendo por la otra orilla, el palacio del Temple , donde como elemento alegórico se izaría el Pendón del Conquistador, en rememoración del alzado en la Torre de Alí-Buffat, al rendirse a las tropas del rey Dº Jaime.

PUBLICO

Sorprende la cantidad de público sentado que se proyectó que asistiera. Por un lado una grada, en el Puente de la Trinidad destinadas a la Ciudad y a la Nobleza, instalando frente a San Pío V y Palacio Real las destinadas al pueblo, afirman ciertas crónicas que entre tablados, nayas y graderíos se llegó a alcanzar la cifra de treinta mil asistentes sentados.
Cabe destacar en este apartado que los beneficios de la totalidad del Acto se daría al Hospital general y su Clavaría ,pero al ser tan abultados los gastos, esta institución tuvo que conformarse con el dinero del cobro de asientos en gradas instaladas a lolargo del recorrido de la Procesión.

INTERVINIENTES

Fueron distintos los gremios artesanos que intervinieron en el proceso constructivo y de remodelación de espacios tales como albañiles y carpinteros que cobrarían con el pago por asistencia de espectadores.

De igual manera hubieron que salir las embarcaciones, naves que servirían para la dramatizacion de la batalla, Pescadores y Marineros del Grao, así como embarcaciones de la Albufera.

Pirotécnico, ahora, polvorista antes, el Alicantino Bautista Pastor

FECHAS

La fecha indicada para su realización fué el 7 de Julio de 1755, no pudiendose realizar por la coincidencia, por retraso metereológico de la Procesión. Al fina fueron las días 12 y 13 de Julio del mismo año cuando se celebró dicha naumaquia.

ACTO UNICO E IRREPETIBLE

En una sola ocasión se realizó dicha Naumaquia, dado que en 1796, año de la Beatificación del Patriarca Juan de Ribera, se volvió a proyectar, desde estamentos empresariales, con la autorización del Ayuntamiento, no llegó a realizarse, por lo visto por la gran envergadura económica que significaba sin poder rentabilizar la inversión.

No hacen demasiados años que, el Concejal del PSOE del Ayuntamiento de Madrid, Antonio Carmona, se lo quiso llevar a la Capital de España.

Desde aquí un reto , con adaptación incluida, si alguien se atreve, aquí estoy.

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