domingo, 2 de septiembre de 2018

ESE OTRO VIAJE A LA ALCARRIA



Con nuevo interés inicio el segundo día, que no acabaré en esta crónica, de recorrido por este especial y propio viaje a la Alcarria de Guadalajara. Saliendo de ese caserón de 1800, el Alcominero, que sirvió de hospedería, camino del próximo destino, Brihuega. Previo a ello, sé que emergerá a la izquierda de la carretera y enfrente del acceso a Fuentes de la Alcarria, un elemento que en su obra Cela lo resalta, y alli, impertérrito, permanece, el Pino Japonés, en finca particular pero haciéndose ver ante todos lo viajeros que por allí circulan. Magnífico ejemplar, tal cual lo describió el autor.
A no mucha distancia, en carretera más que tranquila, aparece la Villa de lavanda, el Jardín de la Alcarria, por excelencia, donde , no hacía ni un mes, finales de Julio, se había celebrado la Fiesta de Lavanda, por la cantidad de campos destinados a este cultivo. Todavía en sus balcones y ventanales se vislumbra ese color lila en sus adornos florales.
Arcos y murallas, fruto de su imponente historia, reflejada desde su orígen de poblado ibérico, pasando a formar parte de la Taifa de Toledo y alcanzando su fuero propio y máximo esplendor en el siglo XIII. Construcciones, civiles y religiosas. Un espacio único junto a la Vega del Tajuña, con el mirador que contempla este paisaje alcarreño. Se concentra la Iglesia de Santa María de la Peña, Patrona de la Villa. Junto a ella, el Castillo de Brihuega y, entre las dos edificaciones , el acceso al cementerio de la localidad. Balcón mirador hacia la Vega en su primera planta, para ya, dentro del Castillo, encontrarnos con el campo santo para los “más pudientes”. Losas a ras de suelo, nichos en paredes y tumbas ostentosas en el centro. A los allí depositados, realmente, poco les importan las vistas, pero el “balcón de los pobres”, las mejores..¡¡.dónde va a parar!!.
Para completar ese conjunto arquitectónico, nos encontramos con el Convento de San José, hoy museo de las miniaturas, junto a él, la Escuela de los Gramáticos que fué propiedad del periodista y corresponsal Manu Leguineche, quien dá nombre a la Plaza. Cruzando un arco anexo, nos encontramos con la Plaza de Toros de la Muralla.
Brihuega queda atrás, se van desgranando pueblos cuyas indicaciones van quedando en la carretera, como Cívica, con un acceso al Tajuña o Masegoso del Tajuña, hasta que por fín Cifuentes, hace su aparición, el Señorío de Cifuentes y, de nuevo, me doy cuenta de la accesibilidad a los espacios donde se encuentran los monumentos históricos, con vehículo, cómodo, pero extraño...ya lo explicaré más tarde. Cifuentes, lugar de nacimiento de una de las mujeres más singulares del siglo XVI,Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva y Álvarez de Toledo , la Princesa de Eboli, sí, la del parche en el ojo. Aquí hago la primera aproximación por su nacimiento, para , en la próxima crónica de esta singular bitácora , hablar de su encierro y muerte en Pastrana. Cien fuentes, el agua como elemento básico de la geografía de esta población. Convento de San Francisco, Iglesia del Cristo del Salvador, Castillo medieval de Don Juan Manuel, muralla y Plaza Mayor. Sin olvidar, algo curioso, una calle con sólo diez números, la Calle del Cristo de la Repolla. El origen de este nombre, mejor lo preguntais en Cifuentes, pero, vamos que si os come la curiosidad, pedírmelo y os lo cuento, bueno, lo que a mí me dijeron los lugareños. Curiosa historia.
Dejando esta villa , inicio de la ruta de localidades cuyos nombre, se reflejan en apellidos. Mañana segirán en esta Alcarria, como lo estaban ayer, pero eso será en la siguiente crónica.

                                                                           BRIHUEGA
BRIHUEGA
























































                                                
                                                                        CIFUENTES

















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