domingo, 12 de enero de 2014

HOY ES DOMINGO…..VAMOS AL RASTRO

Patxi Andión.."es el Rastro señores.." (Uno , dos y tres)



“Y nosotros comemos…., con el ego de usted…Una dos y tres, una dos y tres, lo que usted no quiera para el Rastro es….”. Así cantaba Patxi Andión, esa simpática y descriptiva canción dedicada a esas instituciones históricas españolas…los rastros, que tan nuestra, tan propias son que se singuraliza en su denominación, en cualquiera de nuestras poblaciones, para todos es el Rastro, aunque el más conocido, el que es, por excelencia,  el de la Plaza de Cascorro, en Madrid.


En Valencia, ha pasado por distintas ubicaciones, por ejemplo, en la Plaza de Nápoles y Sicilia, en Ciutat Vella, en la Xerea, fué a los Jardines del Hospital, bueno, mejor dicho al solar de aparcamiento, para más tarde acabar en los aparcamientos del Estadio del Mestalla. Todo un periplo….Que amigos somos los valencianos, los de la Ciudad de Valencia, de hacer cambios de ubicaciones. Ferias de Atracciones, Circos, Concentraciones folclóricas, bueno algunas, en realidad, tradiciones itinerantes, cuando aprenderemos que todas las Tradiciones, usos y costumbre, necesitan su espacio geográfico como identificación propia. ¡¡No hay manera..mire usted!! 


Pero , volviendo al Rastro, Valencia tiene su Rastro, esa cita dominical, en la que vendedores y compradores, intentan crear un vínculo que se convierta en transacción comercial. Yo quiero,…y tú quieres, lo tenemos claro, el problema es mi precio y el tuyo. Se ha ido acabando, aquella idea generalizada que lo robado, reciente, podría estar en los aledaños de ese espacio, en el “corro”, como lo denominan los antiguos y mayores , en número comerciantes de este espacio, los gitanos. No digo que no, negar la evidencia sería de idiotas, negar que buscaban las primeras horas de la mañana, el amanecer, para ofrecer este tipo de productos, al acercarte veías en los callejones anexos, fundamentalmente, en Nápoles y Sicilia, las calles así lo ofrecían, como las transacciones de peristas directos se llevaban a cabo. El ofertante, lo sabía, el buscador de “chollos”, también, pero al que le habían robado, sabía donde buscar. Escenas muy complicadas, de localización de lo robado, o de no localización e intento de que “eso era suyo”…, no siéndolo. Eso se fue cambiando poco a poco, ese tipo de transacciones ilícitas, nada tenía que ver con la esencia del Rastro ni de sus protagonistas verdaderos, aunque, hay que reconocerlo, era un matiz, de sobre, conocido.


La venta ambulante, en la historia de España, tiene unos protagonistas esenciales, los gitanos, ese pueblo, cuya característica fundamental es ser errante, nada más próximo a esa expresión que la de ir de un sitio para otro con su producto, lo llevan donde creen que lo pueden vender. Generaciones y generaciones se van sucediendo en ese cometido. A fechas de hoy y con la situación que se atraviesa, económicamente, a los que estos españoles de raza gitana, no son ajenos, tres generaciones se pueden juntar ofreciendo su producto de “viejo” sobre el asfalto o la acera del Rastro valenciano. Mis respetos a estos historiadores de lo cotidiano, de estos museos de la vida común, de estos arqueólogos de lo normal, eso que a usted, ya no le sirve, ya no quiere, déjemelo, yo le daré más vida, ofreciéndoselo a otro…eso sí, intentándoselo cobrar, si puedo, como nuevo.


Anticuarios, especialistas en restos de nuestra cultura, nuestras radios, nuestras bicis, nuestras ropas. Esos muebles que, a la vez que otros han venido a comprarlos, rotos, desahuciados, listos para el contenedor, se los han llevado a su taller y les han proporcionado, una segunda vida, ellos han hecho lo mismo y  le han aplicado un Valor Añadido, pero sin el impuesto. 


¿Qué vales esto?......60..uff!!! Muy caro!!!, déjalo..!!! Venga ...¿que me ofreces?......30, ..no puedo…, dame 50, …así empieza, sigue y, al final los dos saben que el precio será 40, pero es el ritual, es…hacer las cosas “com toca”…es algo heredado de pueblos que nos conquistaron, no visitaron y comerciaron con nosotros, y más en nuestro puerto del Mediterráneo..”el regateo”.


Cita ineludible para alguno, cada domingo, gesto mohín de desagrado para otros. Imposibilidad, no ya de comprar, ni tan siquiera de tocar esos productos, esos que un día formaron parte de la vida de nuestros conciudadanos, de, incluso, la nuestra propia. Desde la lejanía o la proximidad de lo cotidiano, más limpio o más sucio, roto o entero, feo o más agraciado, estos vendedores de “restos de vida” , con sus gritos para que reparemos y acudamos a su puesto, son parte de nuestra cultura, de nuestra historia…así, con la aspiración de sobrevivir, de comer…..domingo a domingo

2 comentarios:

  1. Muy bien retratado en tu entrada. De joven me encantaba visitarlo los domingos, y la verdad compre algunas cosas interesantes.

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    1. Vuelve, si puedes, y con tu capacidad de observación, criterio y análisis de la realidad...disfrutarás, te lo aseguro. Gracias por seguirme.., Marcos

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